Era un día como cualquier otro cuando Juan se despertó con un dolor en el cuello. No era la primera vez que esto le ocurría. Los últimos años habían sido un tormento. Su cuerpo había empezado a fallarle en pequeñas cosas, pero que eran importantes. Las erecciones no eran las mismas, y el dolor de cabeza y el cuello eran constantes. Y eso era solo el comienzo.
Juan se sentía como si estuviera envejeciendo a una velocidad alarmante. Su cuerpo no era el mismo, y su mente estaba llena de pensamientos negativos. Se sentía como si estuviera atrapado en una rueda que no podía parar. Cada día era un nuevo desafío, un nuevo dolor que le recordaba que estaba envejeciendo.
Un día, mientras estaba sentado en su sillón, Juan se dio cuenta de que ya no era el mismo. No era el mismo hombre que había sido 10 años atrás. Era como si su cuerpo estuviera decayendo, como si fuera una casa que se derrumbaba poco a poco.
Juan se sentía como si estuviera en un sueño, pero no era un sueño agradable. Era un sueño que lo mantenía despierto durante la noche, pensando en la muerte. ¿Qué pasaría después de la muerte? ¿Sería un nuevo comienzo, o simplemente el fin?
Juan se sentía aterrorizado por la idea de que su existencia fuera infinita. La idea de renacer una y otra vez, como un hámster en una rueda, lo aterraba. ¿Qué tipo de castigo era eso? ¿Era eso lo que le esperaba a la humanidad?
Un día, mientras estaba sentado en su sillón, Juan se dio cuenta de que la vida era un juego. Un juego que él no quería jugar. Quería salir de ese juego y dejar que alguien más lo jugara. Quería morir.
Y así, Juan se dedicó a vivir cada día como si fuera el último. Se dio cuenta de que la vida era corta, y que cada día era un regalo. Se dio cuenta de que la muerte era un misterio, y que no sabía qué le esperaba después de morir.
Pero Juan también se dio cuenta de que la vida era bella. Era bella porque era breve, y porque era un regalo que se le daba a cada persona. Y así, Juan decidió vivir cada día como si fuera el último, y disfrutar de cada momento que le daba la vida.
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